Una despedida llena de promesas
Recordaba su mano sobre la mía y una canción tan perfecta que calzaba perfectamente con el ritmo de nuestros pasos. Recuerdo su mirada cuando dijo por primera vez con certeza de sus palabras “ te voy a extrañar”, ya lo sabía, sabía perfectamente a lo que me arriesgaba y aún asi de forma valiente me subí a ese tren tres días después. Sabía que sus manos no tocarían mi cuerpo y que su voz no despertaría mi alma, sin embargo no era lo único que me alteraba. Su recuerdo permanente sería un impedimento para seguir, es que no sabía que haría sin esos encuentros casuales a la vuelta de la esquina, cuando de lejos me miraba y una sonrisa pura estallaba como una bomba y se ponía en puntillas para darme un beso en la mejilla que yo anhelaba fuese en mis labios. Dejarla significaba no llamar y anunciar mi llegada a su hogar sin previo aviso, dejarla significaba no recorrer aquellos lugares que nos pertenecían y recordarla, porque iba a descubrir nuevas memorias y sueños y pronto aquellos nuevos