Si yo tuviera que contar una historia de amor real contaría la nuestra.
Pasaba sus dedos por las palabras
del libro con tanta fuerza como si quisiera arrancar las letras impresas y tatuárselas
para siempre, lo cierto es que ya las llevaba tatuadas en el alma, tan profundo
y tan marcadas, que relucía en sus ojos mientras recitaba cada párrafo con un
entusiasmo que yo jamás había conocido. En ese momento escuchaba su voz alejándose
poco a poco y el sonido de sus cuerdas vocales ya no podían alcanzar esa
galaxia a la que me había transportado con su pasión. Entendí por fin, porque
no hay peor ciego que el que no quiere ver, que eso es lo que sucedía cada vez
que el recitaba sus monólogos interminables, yo me distanciaba para apreciar no
solo sus ideas sino ese sentimiento que transmitía y siempre lo atribuí a un desinterés
enorme que hizo que me alejara de él con el paso de los años, sin embargo, eso
era lo que hacía, apreciaba no solo su extensa capacidad de usar palabras
desconocidas para mi y hablar de valores y sueños inalcanzables para un mortal.
Es gracioso que Felipe se crea un simple campesino, como Siddhartha, que busca
paso a paso la verdad y yo a él lo vea como el producto final, como el ápice de
la inteligencia o más que nada de la sabiduría. Yo quería pasión, pero nunca me di cuenta de
que la tenia al lado, personificada. Tal vez no en la forma hollywoodense en la
que nos hacen creer que las velas en una noche de sexo aumentan el romanticismo
o las tomas cercanas de manos que se entrelazan con tanta fuerza que parece una
cadena de acero inquebrantable. Todas esas ideas ya no debía seguirlas buscando,
porque siempre estuvieron ahí.
Felipe es ante mis ojos un mundo
enorme y fértil, lleno de ideas sacadas de cuentos y de palabras de alta
academia. Felipe es la personificación de un príncipe azul, pero no se llama
así. Porque él no es el tipo hermoso y esbelto que cabalga para rescatar a su
indefensa princesa, y yo tampoco soy esa frágil decoración de cristal machista
presentada en los cuentos de hadas. Muy por el contrario, Felipe es un tipo
normal con pantalones tan flojos que se resbalan si no usa cinturón, usa lentes
porque no ve bien y tiene el pelo alborotado. Tiene los ojos más lindos que yo jamás
he visto, grandes y negros, unas fosas enormes capaces de hacerme evaporar en
el momento en que me ve, me sumerjo en su mundo de cuando en vez y de vez en
cuando salgo a tomar un respiro porque tanta perfección a veces me abruma. Y
cuando hablo de perfección no me refiero a que todo lo que el hace y piensa y
como se ve esta bien. Felipe tiene defectos que aun no logro detectarlos,
porque hasta ellos son unos puntos negros en un lienzo blanco pintados de forma
estratégica que, si los ves desde lejos forman un cuadro minimalista, porque el
es una persona simple con pensamientos extremadamente complejos. Tiene una nariz muy grande, que lo hace ver
como un personaje salido de una caricatura y uno pensaría que esa definición es
mala, pero a mi me parece mas bien graciosa y me gustan los tipos con gracia. Tiene
así mismo una boca enorme que cuando sonríe acapara una gran parte de su cara. Pero
más importante, el es real, tan real que a veces no me lo creo y a ratos tengo
que agarrarle la mano para comprobar si se trata de una ilusión y cuando sus músculos
y sentidos responden, entonces mi corazón puede respirar y saltar de un brinco,
porque a las personas a veces se nos olvida lo afortunados que somos de
encontrar nuestra pequeña historia de amor en donde los personajes no son
imaginados.
Lo que mas me gusta de Felipe son
sus abrazos. El si abraza de verdad. Con cariño te envuelve en un nido y se
forma un campo de fuerza en donde la cruda realidad no se filtra por un
segundo. Tiene un poder mágico que cuando pone su mano en mi pecho, puedo descansar,
me siento en casa y cierro los ojos y me transporto a una realidad alterna
mientras el contempla con interés genuino. Esa es otra cualidad de el que me
gusta. Felipe está presente. No se como describirlo, pero él se interesa por
sumergirse en tu mundo, navega y se deja llevar por la vida. Es un ser semi
sedentario y semi aventurero. Felipe es el ornitorrinco de los homo sapien. Lleno
de contradicciones e imposibilidades, la razón y la ciencia no pueden explicar cómo,
pero él existe y más importante que eso, existe en mi vida.
Se entrega como nadie y me hizo
despedirme de todo el repertorio de canciones, poemas, historias de amor y desvaneció
todas mis ilusiones con un aplauso que me despertó en una realidad y me enseñó
que es incluso mas bonita que la que tenia pintada.
Yo era una persona ciega andando
por el mundo y buscando sueños con pereza. Hoy puedo decir que ando
persiguiendo realidades con entusiasmo. Era una nómada en mundos alternos
inventados con palabras y restos de poemas y versos hermosos que debían representar
mi realidad. Ahora soy una científica y astronauta que vuela y flota en un
espacio minado, horrible y peligroso, pero de la mano de Felipe, todo parece
sencillo.
No se si es parte de crecer o producto
de amar a un ser extraño. Pero Felipe me ha llevado de la mano en cada viaje y
aventura que hemos compartido y con un beso me ha demostrado que no existen
conflictos ni problemas que no podamos resolver. Juntos somo superhéroes que
tienen la capacidad de maximizar todas sus capacidades. Juntos somos magia, lo
bueno de ella es que la gente no cree que existe y por eso no la buscan, yo me conformo
con tener un pedazo de ese tesoro que nadie está buscando y por las noches rezo
por encontrar el camino correcto que me permita quedarme aquí, en esta realidad
en donde estoy y nadie me quite ese pequeño tesoro que es su corazón.
Yo se que he hecho daño a varias
personas por andar saltando y esquivando la verdad de una vida complicada, pero
no me culpo y espero que los demás tampoco. Hoy estoy feliz de haber encontrado
en la obscuridad una vez más su mano y de ella no me quiero separar por errores
y dudas de niños. Yo quiero ser grande por él y quedarme en ese hogar.
Hoy solo camino al ritmo de una canción
de Cat Stevens, porque esa paz me hace sentir su presencia y eso no lo cambio
por nada.
Si yo tuviera que contar una
historia de amor real contaría la nuestra.
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